Cádiz es luz y mar, sol y sal.

La sal, además de ser uno de los elementos configuradores del paisaje más típicamente gaditano, ha sido durante milenios una de las fuentes de riqueza y uno de los pilares económicos de esta provincia que llegó a contar con más de 130 salinas en el siglo XIX.

Pirámides blancas en el horizonte como resultado de la labor de los salineros que, ayudados por los fuertes vientos de poniente y levante tan típicos de la Bahía, conseguían arrancar una sal marina de grandísima calidad indispensable para la conservación de los alimentos hasta hace apenas un siglo. Su exportación y su uso en la industria almadrabera y otras conserveras de pescado suponían uno de los principales recursos de la población. En la retina de nuestros mayores aún se mantienen escenas tan típicas como los burros transportando la sal desde las salinas hasta las lonjas y puertos o los pequeños barcos recorriendo los meandros y esteros hasta llegar a los grandes barcos que llevarían la sal a otros puntos de España, Europa o, incluso, Sudamérica.

Cádiz sigue siendo sal. Aunque la industria salinera haya perdido enteros en el aspecto cuantitativo, se ha producido el efecto totalmente contrario en el apartado cualitativo. Ahora se afina el trabajo para conseguir un producto con unas características únicas para su uso culinario.

Y atendiendo a la demanda de productos de altísima calidad que se incorporen a las mejores cocinas, en Cádiz se consigue extraer una de las sales con mayor calidad del mundo: la flor de sal atlántica.

Este producto único, una auténtica delicatesen, se obtiene mediante una técnica completamente artesanal mediante la evaporación controlada de agua marina en las salinas durante el verano. Así se consiguen los primeros cristales de cloruro sódico que se mantienen en la superficie formando una fina película que debe recolectarse al atardecer o a la luz de la luna por manos expertas y sensibles. La sal más romántica y delicada está compuesta por cristales blancos luminosos con un delicado sabor que aporta al paladar un suave toque a violeta.

Este producto, también conocido como sal de hielo ya que la fina capa que se origina en las salinas es similar a la superficie de mares helados, es muy diferente a la sal industrial y muchísimo más saludable.

En Ya en tu casa no podíamos olvidar un producto tan característico y singular de Andalucía como su sal. De la mano de Max Meridia y Sal de Hielo ofrecemos una variadísima selección de sales que abarca desde las presentaciones más tradicionales hasta productos innovadores como la combinación de escamas de sal con algunas especias como pimienta o curry.

Una vez pruebe la flor o escamas de sal a sus platos, no dudará en incorporar este producto único a su alacena. Es ideal para todos sus platos, ya que aporta un toque de sabor muy sutil conservando al máximo las cualidades del producto. Pruébelas del modo más sencillo: añadiendo una pizca a sus carnes y pescados a la plancha una vez cocinados y podrá percibir ese toque tan especial de forma directa. O añádela a sus platos más elaborados: pastas, ensaladas, setas o guisos. ¡Prueba un nuevo mundo de sabor!

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